Quizás el día de hoy sea distinto al de ayer, puede que suene el teléfono, quien sabe… Una vez ya sonó. Y entonces será cuando mire el número del calendario, para así recordarlo y tal vez asignarlo como mi número de la suerte. Pero sigo sin número. No puedo cantar bingo. Ni siquiera línea. La única línea que conseguí era una línea discontínua y sin lápiz para poder unirla.
Sigue avanzando mi día. Me visto, me arreglo, perfilo de rojo vino tinto la línea de mis labios…qué fácil me parece. Es buena señal. Me alegra pensar que hay líneas todavía contínuas por alguna parte.
