Hay canciones que me persiguen.
Llego de madrugada, todo silencioso; entro y no sé quién, en no sé qué canal la está escuchando.
¡Que no quiero oirla más! Empieza a latir el do, re, mi...en mi interior.
Cierro la puerta para no escuchar. No sirve, logra traspasar la madera, igual que traspasa mi pecho.
Ya está dentro. Esta música me conquistó. Siempre se apoderó de mí.
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