Un día conocemos a alguien y se apodera de nuestra alma. ¿En qué momento le damos permiso para que nos la arrebate? Porque supongo que nadie puede quitarnos algo así tan importante sin preguntar, ¿no?
A lo mejor es que no recordamos cuándo respondimos...leve ceguera pasajera.
En cambio sabemos perfectamente cuando cerramos las puertas a alguien, doble llave y cadenas que no podrá abrir ni con la llave maestra. ¿Por qué?
¿Quién nos da el impulso de dar tanto y tan poco?
Mejor que se apoderen de nuestra alma a que la ignoren...
ResponderEliminarBesos
Estoy cn Luis Antonio
ResponderEliminaruna entrada muy interesante
Pasate porfa! :D
Siempre es bueno airear nuestra mente y que sea visitada por quien uno quiera...
ResponderEliminarUn beso.
Esas preguntas solo las puede contestar uno mismo...hermosa entrada amiga :)
ResponderEliminarnosotros mismos.. solo uno mismo/a ... ahi tienes las respuestas.. en ti misma :)
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