AVARICIA

No sabía si seguías allí cerca.

Me sorprendí cuando al doblar la esquina llamaste mi atención para saludarme, estabas esperando para verme sola.
Volví la cabeza, te encontré de frente y una extraña fuerza me hizo acercarme hacia tí. Quería acariciarte la cara, abrazarte muy fuerte y me agarré las manos yo misma pues me acordé de otras veces que yo llamé tu atención y no viniste a mí.

Empezaste a hablarme sin parar, querías informarme de tu vida en cinco minutos, como si no quisieras dejar espacio para que yo pudiera decirte adiós; pero ya conozco media vida tuya y te conozco a tí, por eso tuve que despedirme y volví a andar hasta doblar la esquina y poner una pared que nos separase.

Recordé eso que dicen de que las oportunidades perdidas no se recuperan, pero ya perdí tantas que ni siquiera distinguía cuando se me ponía una oportunidad por delante.

Es curioso como algunos humanos quieren poseer lo que tantas veces antes no dieron importancia. ¿Será solamente avaricia?