Nadie aprende que a veces perdiendo se gana,
nadie aprende a irse cuando no toca quedarse.
Que el amor no es infinito
porque llega al alma
Y si no lo paras te hiere
te encarcela las entrañas.
Y todo es complicado
llegas alto y acabas abajo,
te encuentras sola
nadie te ha mirado.
Será el destino
que juega a un juego
para mí desconocido.
¿Por favor me lo repites?
Es que aún no lo he aprendido.
Mira de lado y su risa me invade
su juego consiste
en no dar segundas oportunidades.
Ganar, perder... ¿Qué sabe nadie...?
ResponderEliminarUn beso.
El amor siempre es complicado, y la verdad es que cuando uno se siente enamorado es más dificil aún saber donde está el límite, donde ha terminado y hay que dejar que esa relación no termine por destruirnos.
ResponderEliminarLástima que siempre lo aprendemos tarde.
Gracias por pasarte por mi casa y descubrirme la tuya.
Con tu permiso me quedo.
besos mediterráneos.
Muy interesante tu blog, Vanessa.
ResponderEliminarEl poema, aunque no escribo poesía y no soy una entendida, me gustó mucho.
Hay decepción y algo de desesperanza, pero todo llega en el momento oportuno.
Un abrazo desde Buenos Aires.
Me quedo por aquí y te enlazo si no te importa, también me ha gustado a mí lo que escribes tú.
ResponderEliminarBesos
Hay que ser condescendientes (digamos), hay gente que nunca se aprende, ¿o serán cosas que no se aprenden?
ResponderEliminarGracias por acercarme hasta aquí.
Un abrazo.
HD
Esa segunda que siempre esperamos.
ResponderEliminarNo se aprende jamas de lo que te digan los demás y por experiencia las segundas oportunidades son una MIERDA.
ResponderEliminarBesos
Muy profundo, me gustó, besos.
ResponderEliminarPero sí al corazón, a ese hay que darle todas las oportunidades.
Un abrazo.