Yo no quiero desayuno con diamantes,
ni vestidos finos con guantes,
lo que yo quiero
es tu corazón indomable
que me cure lo cobarde.
Lo que yo quiero
es quitarme esta derrota
antes de empezar a luchar
con mi alma en bancarrota.
Un rincón fuera del mundo desencantado
Cuando apuntas con un dedo, recuerda que los otros tres dedos te señalan a tí.
las almas nunca están en bancarrota, lo que pasa es que las vendemos demasiado baratas ;)
ResponderEliminarA veces necesitamos mas que detalles, solo una mirada puede llenarnos este corazon tan vacio.
ResponderEliminarLa felicidad se haya en lo más simple,en que nos acepten tal y como somos...un abrazo Vanessa.
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