Siento cómo gotean tras el cristal
y no son mis lágrimas, sólo ha vuelto a llover.
Ahora ya no lloro por lo que pudo ser,
simplemente me limito a pensar en lo que es.
Sólo hay una puerta que separa
los sueños de la realidad,
las ilusiones de los desengaños,
pero está cerrada
con la única llave que no tenemos.
Camuflamos nuestra cobardía
con acciones cotidianas,
llenamos el vacío con oxígeno irrespirable,
suplicamos por un tiempo que ya pasó
y cuando parece que ya tenemos la llave,
recordamos que el olvido sólo es recuerdo disfrazado.