Lo hice, sin darme cuenta pensé en ti. No quiero ser como la hoja de otoño que se deja caer. Quiero que venga el aire fuerte y me haga dar vueltas sin caer, hasta llevarme a ese punto de partida, ese que dejé apartado para después, para más tarde cuando fuera más valiente o sólo un poco menos cobarde. Aire de otoño, llévame a un futuro jamás imaginado.
Que aunque el sol esté despistado no se acerca a la luna.
Y no quiero días iguales, aunque tenga que perderme para encontrarlos. Nunca llegan los cambios sin despedidas.
Ya iré preparando la bienvenida.
"La palabra escrita es débil. Son muchas las personas que prefieren la vida. La vida mueve la sangre en tus venas. Huele de maravilla. Escribir es la mera escritura, la literatura es poca cosa. Apela únicamente a los más sutiles sentidos -la visión y el oído de la imaginación-, al sentido de la moral, al intelecto. Esta escritura a la que te entregas, y que tanto te emociona, que tanto te conmueve y te alboroza, casi como si estuvieras bailando junto a la banda de música, es apenas audible para cualquier otra persona. El oído del lector ha de ajustarse, rebajarse, para pasar del estruendo de la vida a la sutileza de los sonidos imaginarios que se desprenden de la palabra escrita."
Annie Dillard